Amor ¿Por deficiencia o por existencia?

"El amor por existencia aprecia la belleza de las flores a las cuales mira y deja crecer. El amor por deficiencia las arrancará y hará un arreglo floral". C. Rogers.

Parte de las experiencias más enriquecedoras del estudio, es poder aplicar todo eso que se nos enseña y compartirlo con el mundo, muchas personas lo hacen como profesores en una clase, muchas otras con una entrada de un blog. 

Mi pregunta de hoy es simple: ¿Cuántas veces hemos alcanzado el amor por existencia realmente, y no por deficiencia?

El amor por deficiencia está caracterizado por un amor hacia el otro, porque satisface una necesidad. Más que un sentimiento, busca un fin concreto. Tiene su inicio en una motivación que se necesita satisfacer, por ejemplo: subir autoestima, lograr una satisfacción sexual, evitar el sentimiento tan negativamente estereotipado de soledad, entre otras cosas.  

En múltiples ocasiones, vamos a miles de personas intentando "cambiar" a la pareja, negándole una serie de posibilidades que le presenta la vida (sí, porque la gravedad ha llegado a tal punto en las que se tienen que pedir permiso para salir con su círculo social, tal cual un niño acude al permiso de su padre)... Aquí estamos presenciando un amor por deficiencia, en donde necesito saber "mío" al otro, ignorando completamente que la esencia de la persona está en ser "uno" que complementa al otro, pero que no es una parte indispensable del mismo.  La dependencia es una de las bases sobre las cuales se fundamenta este tipo de relaciones, aquí es típico escuchar un "Si te vas, yo no puedo vivir más", se les olvida esa individualidad propia y característica que cada ser humano tiene de manera innata y nadie puede robarles nunca. 

El amor por existencia, al contrario, es un amor que simplemente valora esa esencia simple de la vida del otro, -el existir-. Su fin realmente está en saber que la otra persona maneja niveles de bienestar iguales, o muy similares, a los propios. Evita las tendencias posesivas y controladoras sobre la pareja. Este tipo de amor acepta la realidad de cada una de las partes, en donde habitualmente cada uno de los sujetos está en un equilibrio y una armonía interior, muestra una seguridad y una independencia sólida, que los remite a buscar esa persona con quién puedan compartir la felicidad, pero tengan muy en cuenta que la misma no deberá ser fuente de esta, pues la felicidad y plenitud al fin y al cabo se trata de un proceso intrínseco más que extrínseco, es decir, ser feliz con lo que soy, y no con lo que obtengo del entorno.

Es entonces como se presentan dos panoramas sobre la vivencia del amor -desde un punto de vista muy psicológico- en donde una escena es simplemente dañina, muestra  de forma tácita de una inseguridad por parte de alguno de los protagonistas de la relación, sino es que los dos. Una relación que muchas veces olvida el amor propio y se somete meramente a hacer "feliz" a la otra persona, una felicidad que termina siendo lo que llaman comúnmente un espejismo, porque en determinado punto las personas olvidan conservar esa esencia propia de cada uno. 

La otra escena muestra lo que -debería ser- siempre. Dos personas que llevan caminos separados y metas fijas y deciden unir caminos para compartir el viaje, para ser uno el apoyo del otro en momentos difíciles y tener una persona con la cual celebrar triunfos también. Dos personas que se saben íntegros y completos en soledad y de esta manera pueden salir a estar con esa persona con quién decidieron compartir los días. Mentes que hayan decidido abandonar los prejuicios de la media naranja y que se convenzan que lo único indispensable es ese -amor y respeto- para con uno mismo.

Relaciones sanas, frescas y duraderas y evitar situaciones que ya tengan una fecha de vencimiento establecida. Ese debería ser el punto al cual las personas aspiren cuando deciden salir a esperar -y no a buscar- a esa persona con la cual compartir su camino. 

Porque una vez supe lo que era cortar flores para hacer arreglos, hoy comprendo que es más satisfactorio contemplarlas y verlas crecer...