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Si algo se siente incorrecto, ahí no es...

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Los más grandes aprendizajes de la vida se quedan después de múltiples episodios, o incluse luego de un solo evento, que deja una marca real en nuestra vida.  Si hay algo que la vida enseña siempre y de varias maneras es que si algo no se siente bien, no es algo que debemos conservar cerca de nosotros, y esto aplica para todo. Desde un pantalón que nos resta seguridad, hasta un alimento que nos desagrada.  Desde un trabajo que nos desmotiva, hasta una carrera profesional que nos hace cuestionarnos diariamente por qué estamos ahí.  Desde una amistad que no inspira confianza, hasta una pareja que nos resta tranquilidad y nos suma problemas.  Desde un mal hábito que nos resta bienestar, hasta algún compromiso al cual le buscamos mil excusas para no cumplirlo.  Pero la realidad es que, de manera cruda e irónica, la vida nos coloca en escenarios en donde de manera fuerte aprendemos lo que tanto se escucha y tanto eco deja: "Si duele, si confiar duele, si esperar d

El reto del agradecimiento

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La vida nos da lecciones de diferentes formas: unas vienen producto de las decisiones que tomamos, otras vienen en forma de personas que entran y salen de nuestra vida. Otras las aprendemos cuando dejamos oportunidades pasar y otras las vivimos únicamente cuando nos enfrentamos a pérdidas o desaciertos. En otras ocasiones, la vida, por orden natural del universo, nos pone en frente esas lecciones que de otra manera no hubieramos logrado experimentar.   He llegado a creer que en esta ocasión, fue justamente esa última opción, que la vida de alguna u otra forma nos "obligó" a ver. Así como en muchas oportunidades podemos "verla venir", en otras, el momento llega así, de la manera más inesperado y dejando huellas de gigante. He entendido, en estos veintitantos días que llevamos viviendo una vida un poco más distinta  (los dejé de contar el día que entendí que estar en este modo de vida, no era un encierro sino un refugio), que en muchas ocasiones lo que necesita

El mundo está en pausa

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17 de noviembre 2019, (Fecha aproximada), las redes sociales anuncian un nuevo problema presentado en algún lugar de nuestro planeta: "COVID-19", su sintomatología en estudio, su origen bajo investigación y su alcance, para ese momento; un misterio. El planeta estaba por conocer al gigante silencioso que poco a poco lo iba a ir paralizando.  Cuatro meses después, el panorama mundial cambia. Hay una increíble cantidad de personas infectadas, una lamentable cifra de fallecidos a lo largo del globo y el sentimiento de angustia, incertidumbre y temor se contagia entre personas con la misma rapidez que se propaga el famoso virus. Los impactos dejaron de ser netamente humanos y se expande a un entorno político, económico e incluso individual. Lo que hace cuatro meses hacíamos con normalidad, hoy en día está se ve lejano, se ve borroso e incluso, está prohibido. Así es: el planeta, quién en efecto se ha resistido y ha luchado con todas sus fuerzas, sucumbe un poco ante el gig

Una entrega al 150%

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El mundo nos habla de constancia y disciplina. Es completamente comprensible que esos sean principios a los cuales han vinculado el éxito en -múltiples- ámbitos de la vida; el deporte, lo académico, aspectos laborales, búsqueda y cumplimiento de metas, relaciones interpersonales, entre otros muchos. Sin embargo, se les ha olvidado bastante que para ser constante y entregado a alguna cosa, debe estar en sintonía con nosotros, es decir, tengo que "quererlo mucho" para que esa entrega, el compromiso y la constancia sea un viaje lleno de diversión y no un sacrificio a medio cumplir.  Nuestro compromiso se alinea a nuestras prioridades, y nuestras prioridades pueden cambiar, pueden ser re organizadas o re consideradas, todo se vale, pero lo importante es estar conscientes de cuando debemos "tomar un tiempo fuera", para enfocarnos netamente a aquello que nos mueve el piso y que nos quita el sueño. En ocasiones iniciamos proyectos equivocados, en otras, iniciamos

Todo lo que multiplique

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¿Consigues recordar los tiempos de niño, en dónde era muy fácil tomar decisiones? Preferías la fábula de las 5:00 p.m porque tenía tus personajes favoritos, escogías primero las gomitas del paquete que tenían mejor sabor. Sabías dónde querías ir en tu cumpleaños y era claro para ti entender que jugarías únicamente con aquellos niños que estuvieran en tu misma sintonía y con quienes pudieras poner "reglas", en común para hacer el juego más ameno. Era fácil elegir el juego mecánico al que nunca te subirías o cuál película evitabas porque era muy aburrida.  Las decisiones eran muy básicas, pero buscaban siempre llevarnos a un mismo punto: experimentar la felicidad.  Crecemos, y por supuesto, las decisiones que debemos ir tomando conforme avanzamos tienen mayor impacto, en nuestro día a día, en nuestros sentimientos, en nuestra estabilidad y como dicen, pueden traer efectos colaterales que hay que saber medir, pero deberíamos aprender a recurrir un poco más a ese "mod

El "momento correcto"

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A menudo escuchamos conversaciones en distintos puntos de nuestras vidas que apuntan a un mismo mensaje: "Qué rápido se siente que avanza todo". Y es que a medida que vamos avanzando en edad, es más la cantidad de responsabilidades y tareas que nos atribuímos día a día, al punto que llegan momentos en donde tenemos que empezar a sacrificar ciertos ámbitos de nuestra vida para lograr cumplir con todo. Somos expertos en crear rutinas de vida en donde 24 horas no nos son suficientes y aún así, con esta percepción tan errónea en donde creemos al tiempo inagotable (y que en muchas ocasiones nos pasa fuertemente la factura) nos atrevemos a vivir la vida esperando "el momento correcto".  La vida, por si misma, nos presenta situaciones que definitivamente no esperamos. Nos presenta momentos, personas, metas, problemas y cambios que no veíamos venir y de repente, están frente a nuestros ojos disfrazados de oportunidades las cuáles literalmente están a un "sí"

"Memorándum"

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Uno mismo piensa o siente que los días pasan y nada cambia, que la vida avanza y se mantiene constante. No es hasta que vemos hacia atrás y percibimos las incontables experiencias, el millón de sentimientos distintos y esas enseñanzas que nos deja cierto periodo que dejamos atrás. La vida pasa y enseña, y al mismo tiempo crea en nuestra mente un "memorándum" de todas esas pequeñas cosas coleccionables que nos componen y que aparecen en nuestra cabeza como pequeños recordatorios de vida. La víspera hacia una nueva vuelta al sol automáticamente significa ver hacia atrás y recapitular una gran cantidad de estas "memorias" que se atesoran en la mente, pero hay algunos específicos que particularmente nunca me voy a arrepentir de compartir:  En muchas ocasiones la paz proviene de lo más simple: un café, un abrazo, un amanecer, una canción, una sonrisa o una puesta de sol.  Te sobrarán conocidos pero cada vez vas a tener menos amigos. Irán quedando en tu vida los que