Porque sin ser mi madre...

Que irónico escribir algo para alguien que ya no puede leerlo ¿verdad? Bueno, más que buscar llegar al corazón de ella, espero llegar al corazón de ustedes lectores y que tengan la oportunidad de detenerse, observar a su alrededor y pensar si están valorando lo suficiente a esa persona tan especial que tienen al lado. 

Mi ángel desde que estabas en la Tierra. 

Porque sin ser mi madre iluminabas todos los días de mi vida. Me hacías feliz con solo saber que estabas aquí, dispuesta a escucharme, a darme un abrazo o solamente regalarme una sonrisa. Sin haber sido hija tuya compartías mis momentos de alegría y los disfrutabas conmigo, ¿Cuántas cosas no hiciste por dibujar una sonrisa en mi cara?. Me hiciste partícipe de la felicidad compartida. 

Porque sin ser mi madre limpiabas mis lágrimas, consolabas mis angustias, escuchabas mis penas de niña y de adolescente. Nunca hubo momento en que me dieras la espalda y tu hombro siempre estuvo anuente a consolarme después de un mal día. Sin hacer mucho hacías que una pequeña persona se sintiera mejor. 

Porque sin ser mi madre aprendiste a corregirme, me hiciste ver como la sabiduría puede explicarte el porqué no debes actuar o pensar de una u otra forma. Ni regaños ni castigos, el diálogo y el consejo fueron siempre tu mejor herramienta para enderezar mis locas ideas perdidas. 

Porque sin ser mi madre disfrutabas mis triunfos como si fueran tuyos, o de alguno de tus hijos. Me viste crecer tanto en edad como en logros, nunca faltó tu aplauso y tus palabras de aliento eran incondicionales. Gracias por eso. 

Porque sin ser mi madre me ayudaste a superar fracasos, traiciones y desilusiones. Me dejabas caer y me obligabas a levantarme, por más dura que fuera la situación. Vivo buscando igualar tu ejemplo de fortaleza y determinación. 

Porque sin ser mi madre tus chineos serán inigualables, cuántas veces me consentías de la manera peculiar y espontánea que tenías para vivir. De los recuerdos más lindos que contempla mi corazón.

Porque sin ser mi madre, tuve tus consejos a mi disposición cada vez que lo necesité. Tus arrugas, señal de experiencia y tu mirada llenísima de sabiduría quitaban la nubosidad de mis pensamientos o mis sentimientos. Cuanta ayuda obtuve de tus palabras y tu manera de pensar. 

Porque sin ser mi madre era feliz con tus abrazos, con tus besos... No hay mejor reflejo del amor verdadero. 

Porque sin ser mi madre, me dejaste una herencia gigante, fundamentada en amor, bondad, inteligencia, nobleza, fortaleza, entrega y dedicación. Lo dabas todo sin miedo a nada. Siempre supiste dar, a pesar de no recibir igual, nunca faltó tu cariño hacia nosotros. Fuiste una guerrera en la cual predominó la valentía y la confianza en Dios hasta el último día. Gracias por dejar esos valores y actitudes tan impregnados en mí. 

Porque sin ser mi madre hoy te recuerdo, te he llorado múltiples veces desde el día que te fuiste pero me alegra saberte bien, en un lugar donde NADA te falta, donde tienes lo que mereces. Porque sin ser mi madre, has dejado en mi corazón un vacío fuerte que nadie va a llenar, que es MUY difícil de sanar, pero a la vez mi vida está llena de recuerdos gratos gracias a ti. 

Porque sin ser mi madre, me enseñaste para la vida, dejaste huellas imborrables en mí. 

Aquí desde un pequeño sitio en la Tierra te tengo siempre muy presente y sé que vas conmigo, aunque no pueda oírte, ni verte ni abrazarte, logro sentirte, donde más bonitas se sienten las cosas, cerquita del corazón. 
Mil gracias te dije y un millón me quedaron sin decir, sé que hoy no me lees, pero si escuchas lo que digo y siempre supiste cuan importante fuiste en mi vida. Ni tres vidas me alcanzarán para devolverte un poquito de tanto que me diste. 

Gracias porque no necesitabas ser mi madre, para marcar mi vida de la manera que lo hiciste abuelita.