...Un día a la vez...

El afán de todo ser humano es sentir que tiene el control de todo, de sus ideas, de sus sentimientos, del tiempo y de todo lo que algún dia fue o está por venir. Enfocados en un sin fin de pensamientos de situaciones que no han pasado, de problemas que no han llegado o sumergidos en buscar como "no repetir" errores del pasado, se pasan los momentos, se pasan los días y se pasa la vida. Lo más irónico es que muchas de estas veces, por más esfuerzos adicionales que se pongan ante determinada situación, el punto final se llega a escribir y es justo en ese momento en donde nos damos cuenta que se nos olvidó vivir un día a la vez y que tener la cabeza cargada de situaciones hipotéticas, problemas imaginarios y angustias existenciales nos llevaron a perder la capacidad de disfrutar de los momentos que la misma vida va pintando. 

"La vida te da cada día 24 horas para que vuelvas a comenzar, aprende a vivir un día a la vez". 

La vida de la cuál nos quejamos a menudo porque nos somete a finales inesperados y situaciones amargas, es la misma que nos da la oportunidad de escribir historias diferentes con cada nuevo amanecer, la que nos permite pasar de página cuando no estamos en nuestra parte favorita, es la misma que nos presenta oportunidades diferentes que por miedo a lo desconocido dejamos ir. 
Somos nosotros quienes concentrados en querer tener el control de todo, dejamos pasar todos esos momentos que la vida por si sola nos coloca al frente y deja el disfrute en nuestras manos. Somos nosotros, como seres humanos tercos, que preferimos pensar en futuros de muy largo plazo o en las peores heridas del pasado y dejar toda la energía depositada en estos momentos intangibles que, sea porque una vez estuvieron o porque nunca han llegado, nos roban esa fuerza con la que tenemos que aprender a vivir -el hoy y el ahora-

Es entonces, en el momento en el que se presentan una serie de finales, en donde percibimos que el presente que alguna vez tuvimos no se aprovechó tal cual se pudo, que fueron más importantes los miedos, las angustias, los problemas y los anhelos y que automáticamente se vuelven los culpables de que se desviara completamente la energía de vivir el presente y disfrutarlo, abrazarlo y sacarle todo el provecho que hubiese sido posible. Pero hasta ese punto, donde todo está perdido y no hay vuelta atrás... O sí la hay pero ¿cuán dañino puede ser estancarse en una página por mucho tiempo?

La vida es un préstamo de pequeños y grandes momentos, cargados de personas colocadas de manera estratégica en el punto y el espacio en el que deben estar (aunque muchas veces creamos que no era el tiempo indicado) por lo cuál debemos iniciar cada día con la firme convicción de vivir ese único momento y enfocarnos en el presente, en el hoy y en el ahora, que es lo único que tenemos y podemos aprovechar al máximo. Que al final cuando esos momentos se terminen o evolucionen, podamos tener la seguridad de que supimos vivir un día a la vez y con esto saber que tenemos recuerdos que hacen más interesante la historia que a nosotros mismos se nos permitió escribir.

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