El lado feliz.


Somos marionetas del destino, la vida nos empuja hacia una cantidad de situaciones; algunas inesperadas, otras con riesgos elevados, unas cuentas son tranquilas, pero en fin nos lleva hacia ellas como parte de la dinámica que ella misma ha establecido. En boca de todos ha estado la frase "la vida es una montaña rusa" en donde en un instante estás arriba tocando el cielo y al siguiente bajaste tanto que un golpe con el suelo es lo más propenso o lo más temido, sin embargo son circunstancias imposibles de evitar. Hoy estamos felices, mañana no sabemos. Hoy tenemos la compañía de algunas personas, mañana ¿Quién sabe? pero es esta la única dinámica con la que debemos aprender a vivir. La incertidumbre de los días es lo que la da un poco de sabor y color a esta susodicha misión que tenemos en el mundo. Ahora está en nosotros mismos saber como responder ante tan diversos panoramas. Podríamos subirnos a la montaña rusa, observar el trayecto, reír, sentir miedo (lo cual es inevitable) pero al final disfrutar de lo vivido o podemos subirnos, atemorizarnos a tal punto de cerrar los ojos, de perdernos todo lo que podamos ver, o sentir incluso y que a la hora de bajarnos no nos quede ni el grato recuerdo de lo que fue, el camino nunca fue disfrutado, la lección nunca fue aprendida y lo único que resulta es una pérdida total de tiempo.

Así funciona la vida. Nos vemos inmersos en diferentes situaciones, con personas distintas desde muy temprana edad y lo que deberíamos hacer siempre es disfrutar y aprender. Que si la situación acaba, tengamos gratos recuerdos, que si las personas se van, queden imágenes bonitas de lo vivido o en un mal caso una enseñanza que marque nuestras vidas, pero no podemos limitarnos a esperar un final grato sin disfrutar el camino, porque muchas veces la vida y sus vueltas marcan finales donde menos esperamos, y es ahí donde vienen los lamentos por no haber disfrutado el "mientras tanto". 

Yo escogí el lado feliz de la vida. No quiero decir que no tenga situaciones dolorosas, que saquen lágrimas, que amarguen días e incluso destrocen un poquito el corazón pero si bien en cierto con quedarme en el suelo no voy a hacer más que perderme de cosas sencillas pero muy valiosas. Yo me monté en el mismo tren que ustedes, pero escogí la ventana. Yo me dejo maravillar con los diferentes panoramas de la vida. Yo aprendí que la vida no espera por nadie. Aprendí que días sin sonreír son días perdidos para mí y días sin dejar impacto en otras vidas, aprendí que para ver las cosas desde el suelo, prefiero no verlas. Aprendí que las heridas sanan, unas más rápido que otras, pero ninguna impide a nadie continuar con su camino. Sí, no tengo ni dos décadas en este mundo y puedo asegurarles que al escoger el "lado feliz" de la vida, ni la soledad, ni la profunda tristeza han de existir y que cualquier día, por más malo o insignificante que parezca tiene en el fondo algo bueno, algo capaz de alegrar corazones, algo capaz de hacernos sentir vivos.  

Comentarios

  1. La de hoy me gustó desde la imagen hasta el "hacernos sentir vivos".
    Excelente Dani.

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