Crecimiento de nunca acabar.


La vida es un ciclo, ni más ni menos, en donde se presentan etapas y procesos, los cuales depende de su finalidad, son cerrados en un terminado momento. Cerrar ciclos implica decir "adiós". Decir "Adiós" es hoy en día una de las palabras más difíciles de mencionar. Es posiblemente una de las cosas con las cuales desearíamos nacer aprendidos. No sabemos cerrar ciclos, ni nos gustan las despedidas, vivimos colocando constantemente puntos suspensivos en lugares donde el único signo de puntuación que cabe es el punto final. Decir adiós significa desligarse y es aquí donde muchos fallan, a pesar de que saben que aquella persona o actitud no hace más que perjudicarlos.

Decir adiós duele, algunas veces más que otras, pero nadie está exento de esto. Nadie...
Hay ciclos que la misma vida se encarga de cerrar, quizá son estos los momentos en donde se torna más difícil decir "adiós", cuando no estamos preparados para hacerlo, pero somos obligados a dar esa última sonrisa, ese último beso... Esa última palabra. La pérdida de un ser querido es el claro ejemplo de esta situación. El momento de nuestra vida que nadie espera ni quiere vivir, decirle adiós a una persona que amamos, pero es parte del crecimiento de la vida, enfrentar un duelo, perdonar si no lo hemos hecho o más difícil aún, saber pedir perdón. El golpe es tan fuerte que es meramente necesario para el crecimiento individual, saber levantarse, secar las lágrimas y seguir...

Ahora, están otros tipos de "Adiós" a los que somos sometidos también muchas veces, estos son más que todo por las famosas "vueltas" que da la vida. Sí, una ruptura amorosa, perder una amistad, abandonar un lugar por ejemplo. Son casi tan dolorosos como el primero, hasta que entendemos que nuestra vida no puede estar cargada de actitudes, situaciones o personas que no aporten beneficios. Aún así y como lo mencioné al inicio decir "adiós" es de las cosas menos favoritas de todos, pero sumamente necesaria. Una manera de crecer en donde son no  es ni egoísmo, ni egocentrismo, ni falta de tolerancia, es amor propio y autovaloración. Es darse cuenta que hay personas que en su recorrido por nuestra vida están pre destinadas a dejar lecciones pero no caben ahí y deben salir. Las vacantes deben quedar libres para aquellos que sepan llenar nuestra vida de cosas positivas, sean sentimientos, vibraciones, actitudes o acciones, pero son ellos a los que debemos conservar.

Es necesario entonces sacar tanto de la cabeza como del corazón ese sentimiento de culpa por decir "Adiós", ya que eso no pone a nadie como el "malo del cuento", al contrario, es beneficio propio. Cuando descubrimos que algo afecta nuestra vida negativamente y no influye de la manera deseamos, es inútil conservarlo. 
Entonces: ¿Por qué sentirse culpable por hacer algo que nos va a beneficiar? 
Ya bien lo dice la frase: "Poder decir adiós, es crecer."



Comentarios

Entradas populares de este blog

Una entrega al 150%

Regale algo que dure -para siempre-

Si algo se siente incorrecto, ahí no es...