El salto en paracaídas...


Al caer la tarde se sientan un niño y su abuelo a observar postales... Dentro de la variedad de imágenes que ofrece el álbum que tiene el niño en su mano, no hubo imagen que capturara la atención de él tanto como la de aquel hombre que se tira de un paracaídas. Ni ver los animales de la selva, ni los mágicos paisajes nocturnos o los atardeceres en la playa llamaron tanto la atención del pequeño que con un tono de voz cálido preguntó a su abuelo: 


-¿ Te hubieras animado alguna vez en tu vida a hacer un salto en paracaídas? 
A lo que el abuelo se acerca a su nieto, lo mira a los ojos y le dice: -Sin duda alguna, habrá varias experiencias en la vida que te van a enseñar un poco más de lo que crees, incluso podrás aplicar todas esas emociones que te da el momento para muchas otras ocasiones en tu vida. 

El niño extrañado se queda viendo a su abuelo, con una mirada que transmitía confusión, a pesar de su corta edad sabía que las palabras que aún tenía la dicha de escuchar por parte de su abuelo estaban cargadas de sabiduría. 
Por lo que el señor de avanzada edad agregó: 
"Cuando saltas en paracaídas, llevas tu corazón lleno de emociones, la adrenalina te invade, pero el miedo te domina, te cuestionas a cada segundo si estás tomando la decisión correcta, pero sabes que tu corazón no te perdonaría un arrepentimiento a última hora. Están a punto de sacarte de tu zona de confort y definitivamente despegarte los pies de la tierra, vas en el avión y deseas detener el tiempo, o acelerarlo para que ese miedo se acabe rápido, miras hacia abajo y definitivamente te repites "estás loco por querer hacer esto" y piensas en retroceder, pero ya no vale la pena hacerlo. Hay risas llenas de nervios e incluso lágrimas llenas de temor, pero sabes que lo deseas y que ese deseo puede más que todo el miedo que se quiere apoderar de ti". 

-El niño interrumpe, y pregunta con voz un tanto nerviosa: Entonces abuelo, ¿si algún día me quiero tirar de un paracaídas voy a tener que vivir todos esos sentimientos yo solo?
"No pequeño", responde el abuelo. No vas solo, lleva a una persona que ya ha vivido esa experiencia una y mil veces más, sabe lo que está haciendo y tú solamente tienes que escuchar, y confiar. 

-Abuelo, ¿ Y el salto?
"Es el momento de más emoción, donde ya tu corazón y tu mente dijeron sí. Saltas y ese vértigo que por algún instante fue lo único en lo que pudiste pensar, se fue y tu mente está en blanco. Solo eres digno de admirar, se te olvidan las cosas malas que pensaste que te podían pasar, te sientes libre, feliz, y una energía te llena el cuerpo. En ese justo momento te acuerdas el único motivo por el que tomaste la decisión: Disfrutar y sentirte vivo. Con ayuda de la persona que va contigo, o quien te dio instrucciones, logras abrir el paracaídas y en ese momento solo te queda observar, y vivir el momento que no volverás a repetir nunca más. Por más saltos en paracaídas que hagas, los sentimientos y pensamientos que lleva cada experiencia son únicos y no se van a repetir, ni de la misma manera, ni con la misma intensidad. Entonces, cuando ya te das cuenta, estás a punto de aterrizar y te enfocas en dirigir, para caer justamente en la zona que te indicaron que era la mejor para evitar cualquier tipo de evento y en ese momento, cuando tus pies están próximos a tocar el suelo, te das cuenta que la valentía te dejó una de las mejores experiencias que lograrás tener en tu vida."

El niño, con ilusión plasmada en los ojos y un nuevo sueño en un su cabeza, lanza una última pregunta a su abuelo: ¿Y tú, como conoces tanto de un salto en paracaídas abuelo?
A lo que él responde: -Ya ves pequeño, aquellos que no saltan, no aprenden a volar. El muchacho que ves en esa postal, ese soy yo. 


La vida es un eterno salto en paracaídas, todas las decisiones que tomamos están llenas de muchas emociones y un miedo que paraliza, sin embargo, no es hasta que arriesgamos cuando nos damos cuenta que la decisión valió la pena, que aprendimos de cada decisión, que vencimos muchos temores y muchos fantasmas que quisieron dejar pasar el momento, que estuviste con la compañía indicada para afrontar cada evento, y mucho más importante, que disfrutamos y nos logramos sentir vivos.

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